Trabajo cede a las presiones de CEOE y retira su polémica reforma de mutuas
Ministerio de Trabajo ha cedido a las presiones de la CEOE y tras reconocer su error ha retirado su proyecto de reforma de las mutuas, un texto que aumentaba la injerencia de la Administración en la actividad de estas asociaciones empresariales, y que ha estado a punto de dinamitar definitivamente el proceso de diálogo social, como ya avanzó ABC.
En una misiva que el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, ha enviado al presidente de la CEOE, Juan Rosell —a la que ha tenido acceso este diario— Granado reconoce hasta en dos ocasiones el «inoportuno envío» del borrador del reglamento a CEOE y Cepyme en pleno proceso de diálogo sobre la negociación colectiva.
En esa carta, fechada el pasado 12 de abril, el secretario de Estado pide disculpas a Rosell por lo que califica de «malentendido involuntario» y comunica al presidente de la patronal que «ha dado instrucciones para que se retire inmediatamente de circulación» ese proyecto de real decreto y que su contenido se incorpore a la negociación abierta entre empresarios y sindicatos sobre la reforma de la negociación colectiva. Granado expresa además su confianza en que este «malentendido involuntario» no perturbe «el normal desenvolvimiento de las negociaciones» abiertas.
Como informó ABC, el Ejecutivo envió a las organizaciones empresariales un proyecto de reglamento de reforma de las mutuas que truncaba las históricas aspiraciones de la CEOE de aumentar su control sobre las mismas. De hecho, la reforma iba en el sentido totalmente opuesto.
Así, el proyecto de reglamento, que ahora ha sido retirado, establecía que las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, y sus entidades se considerarían «centros mancomunados al sector público estatal» a efectos del régimen presupuestario, económico-financiero, de contabilidad, intervención y de control financiero. Además, se pretendía acabar con la independencia de estas asociaciones empresariales a la hora de contratar a sus empleados, ya que el nuevo texto normativo preveía «adaptar el régimen y procedimiento de contratación a lo dispuesto en la Ley de Contratos del Sector Público».
Puntos de fricción
La llegada del decreto a la sede de Diego de León fue interpretada como un desafío por la patronal y su presidente, Juan Rosell, que había exigido mayor control de estas asociaciones como compensación para llegar a un acuerdo en la reforma de la negociación colectiva. Una propuesta además que algún momento de la negociación llegó a tener el visto bueno del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, y de los sindicatos, a los que, como contrapartida se les daría más peso en la gestión de las mutuas de accidentes. De ahí que Rosell enviara una dura misiva a Trabajo explicando su descontento y haciendo constar la inoportunidad del momento en el que se presentaba el proyecto, en pleno proceso de negociación. Las quejas de la patronal surgieron efecto de forma inmediata y satisfactoria para los empresarios que han logrado así aparcar un importante escollo para el logro de un acuerdo en la reforma de los convenios.
Pero hay otros asuntos relacionados con las mutuas que se están debatiendo en la reforma de la negociación colectiva, y son una de las causas de la demora en el logro de un acuerdo, junto con la ultraactividad de los convenios. En concreto, el principal punto de fricción está en la petición empresarial de gestionar las altas de la incapacidad temporal por contingencias comunes, que ahora están en manos exclusivas de la Seguridad Social, a través de las mutuas. La patronal argumenta que este control de las mutuas permitiría reducir el absentismo laboral. Recuerda que las bajas por accidente que controlan las mutuas tienen una duración media de 34 días, frente a los 46 que registran las que gestiona el Instituto Nacional de la Seguridad Social. Los sindicatos, sin embargo, se resisten a dejar en manos de las asociaciones empresariales el control de las bajas por enfermedad común porque creen que se presionaría a los trabajadores y que primarían los objetivos dinerarios y de ahorro de costes, frente a la salud de los empleados.
Reducir el absentismo
El Gobierno sí se ha fijado como objetivo reducir el absentismo laboral e incluso se ha planteado dar más protagonismo a las mutuas en su control, pero no quiere enfrentarse a los sindicatos. De hecho, Valeriano Gómez ha reconocido que el sistema de mutuas debe reformarse para dar mayor protagonismo en su gestión a empresas y sindicatos, algo que el ministro cree que «tendrá su presencia en el acuerdo de la negociación colectiva». Pero aunque se han superado todos los plazos para que empresarios y sindicatos logren un pacto en la negociación colectiva, las posiciones sobre las mutuas aún siguen alejadas.